El viaje continua...

Hola hermanas y hermanos del mundo

Buenas noticias! El viaje sigue…

La estación Caminalma vuelve a respirar. Bueno, en realidad nunca dejó de respirar… está más viva que nunca…

Recién Caminalma aterrizó en el viejo continente (eso de ser viejo es bueno o malo?) siguió con su andadura. Su cuerpo estaba de vuelta. Y su alma seguía a medio camino… un poco allí… un poco aquí… una parte del todo…

La resaca del viaje me duró un mes. Un mes de zigzagueos arriba y abajo, de reencuentros maravillosos con las personas que más aprecio, de ese dulce reencuentro con la familia, de ver que los quiero más que antes; de ese escapar de mi habitación de toda la vida, buscando un nuevo hogar donde echar raíces. Y nos despedimos por unas semanas con Aneta, la que ocupa el lugar más importante en mi corazón, la persona que más amé y más odié en este último año donde tanto compartimos y tanto aprendimos a respetarnos. Pronto vuelve de Polonia… y ya la echo de menos…

Asistí al entierro de Lydia el día de mi cumpleaños. Un momento duro. Pero que seguro que nos ayudará a muchos a cambiar a mejor. Lydia luchó mucho para vencer al cáncer. Me escribió y me animó a mí cuando tuve la malaria.

Y aprendió a aceptar.

Y se fue en paz.

Y sus cercanos luchamos por aceptar que se fue.

Se fue y nos dejó un mensaje maravilloso. El aceptar. El dar gracias por lo vivido.

Porque el tiempo que cuenta es el vivido.

Y eso…

…ESO…

…lo podemos hacer todos…

Lydia… donde sea que estés… si es que estás… un abrazo

También para su mamá, y para Cristina, y para sus amigas…

La fiesta por mi cumpleaños fue muy especial. Llegué en tren a Lleida un sábado por la mañana y nos reencontramos con mi hermana que vino especialmente desde Holanda. Y ese abrazo después de un año en la estación fue mágico. Hicimos una comida con toda la familia y mostré con alegría, con agradecimiento, algunas fotos del viaje…

Y me fui a Alberola, un pueblito perdido donde me acogió Víctor, nuestro amigo pintor durante un par de semanas, donde edité las fotos… y donde compartí lindas charlas y comidas junto al fuego…

Y visité a Carlos y Laura, tan presentes en nuestro viaje. Y charlamos sobre la vida en las entrañas de esa pequeñita casa medieval donde viven… en medio del bosque… en medio del todo…

Y me fui a La Seu d’Urgell, donde conocí a Marià i a Jaume, dos almas que me aconsejaron en mis futuros pasos hacia las terapias de Gestalt… y donde compartí con ellos el momento, el estar presente, el trabajar bajo la nieve y de reencontrarme con la naturaleza… esa que tanto añoro desde que volví…

Y ahora estoy en Barbens, el pueblo chiquitito donde veraneaba. El pueblo donde dejé enterrados los recuerdos de mi adolescencia, ese período difícil para mí. Ahora he vuelto. Me relajo en la terraza donde la primavera juguetea calentando mi cara; me acurruco bajo cuatro mantas cada noche en esta gélida casa de pueblo. Y me siento a gusto aquí. Y gracias a Sandra, otra catalana viajera que conocimos en Colombia, me di cuenta que lindo es este momento de nuestras vidas…

Y que hacer un libro de este viaje valdrá mucho la pena. Por nosotros, por seguir soñando y por seguir cumpliendo los sueños. Y especialmente por seguir creciendo junto a mucha más gente en este lindo intercambio.

Y porque hemos aprendido mucho en este viaje; y queremos compartirlo sin importar si estamos equivocados o no.

Porque viajar quizá no te da la solución a la vida. Pero sí que te ayuda a decidir qué no quieres para tu vida.

Y a creer que cada uno tiene un camino;

y que el que repara la carretera, corta los arbustos, pone las señales y los postes de iluminación de ese camino… es uno mismo…

Y cada día siento más que todo pasa como tiene que pasar… olvidándome de luchar… viviendo lo que hago ese día… aprendiendo a aceptar que todo es por algo…

Y que cada uno es creador de su vida…

Y que sí… como bien me dijo David, esa alma gemela a la que esperamos pronto ver… el bombardeo de semillas de miedo es constante… y que el momento de chocar de nuevo con el sistema el que vivimos aún no me llegó…

Pero yo sueño. Sé. Siento. Que es posible vivir del modo en que lo imaginamos en nuestra cabeza.

Y sigo derribando prejuicios… que llevaban ahí metidos desde la tierna infancia…

El libro va. A veces se acelera. A veces se para. Y así está bien.

El reto más grande? Encontrar un orden en toda la madeja de ideas que revolotea en mi cabeza…

Y cuando de vez en cuando acude a mi mente que este libro no tiene sentido o que es demasiado trabajo…. en ese momento… siempre hay alguien ahí para animarme…

A veces sentimos también tristeza. De teneros tan lejos, de no tener tiempo para mantener contacto…

Cada uno con su camino, sus sueños, sus viajes…

os echamos de menos…y si nos tenemos que encontrar… nos encontraremos…

Agradecemos infinitamente por todo lo que nos enseñasteis. Hombre o mujer, niño o viejo, sin importar la nacionalidad, sin importar si eras perro o gato… sin importar si llovía o no… sin importar cuánta plata llevabas en tu bolsillo…

Y agradecemos el tiempo pasado juntos… ya que al final lo que importa no es la duración sino la intensidad…

Mil millones de abrazos…