la danza chamanística

Me siento como un pintor ante el blanco lienzo, bullicioso de ideas y con la mano temblorosa de dar la primera pincelada.

Estamos en Pasto, ya cerca de la frontera con Ecuador; a punto de dejar Colombia, ese país demonizado por los medios, productor de las drogas que el primer mundo no para de pedir y consumir para espantar los males que lo azotan. Nos vamos de Colombia con pena por dejar atrás tan buenos recuerdos y a la vez con alegría por haberlos vivido.

Muchas personas siguen danzando dentro de mí, cada una de ellas con su fascinante personalidad, cada una de ellas dejando un poso en mi interior, que se siente como un mar después de la tormenta, con las aguas agitadas, recuperando lentamente la calma.

Momentos dulces, amargos, tristes, psicodélicos, relajantes, de miedo, íntimos, patéticos, profundos, reveladores… han llenado las dos últimas semanas, sin dejar un respiro para digerirlo.

Aneta se quedó sin papel donde dibujar; espero que las fotografías transmitan un poco todo esto, que las disfrutéis y sigáis con el texto al final, que tan solo podrá ser pequeñas pinceladas de todo este mosaico multicolor que este país nos ha ofrecido

CALI

OMAR

RENE Y LISA www.teatroroes.jimdo.com
ANA
ZARAHY
LUCERO
HARE KRISHNA










SAN AGUSTIN
Hospedaje Casa el Japonés


LIBARDO - tejiendo trenzas a Aneta, con el mural pintado por ella de fondo





HEDILBERTO - nuestro chamán






TYSON, SAMI, SUZY nuestros compañeros de viaje


PASTO - último día en Colombia
ALEJANDRO y su familia

Pequeños fragmentos, tan diversos entre sí, tan distantes que se hace imposible tejer una historia. Esta historia es, simplemente, el título del blog, el camino de nuestra alma

Cali, otro patio de recreo de los narcotraficantes, salpicada aquí y allá de mansiones con lujoso dudo artístico. En una de ellas vive Omar, artista de circo, que con su tranquilidad y buena onda nos acoge en su casa

Ganas de bailar en la capital de la salsa, que se convierten en una noche en el hospital debido a un intenso dolor abdominal; pruebas y más pruebas que no encuentran nada. Mi cuerpo se está recomponiendo, se queja al arreglarse y ahora me encuentro mejor que nunca

Saboreamos la escena alternativa de Cali y la propuesta chileno francesa de René y Lisa

Seguimos tomando cervezas en la calle y la policía, por ello, nos registra y nos hace un parte; 24h después, un grupo de militares registra nuestro autobús de arriba abajo, durante un largo rato

disfrutamos de la arrolladora personalidad de Zarahy, que nos asombra con su yoga, su dominio de la salsa o sus dotes culinarias

couch surfing (sitio web gracias al cual encontramos gente que nos acoge) nos permite entrar en vidas ajenas, a veces tan distantes a las nuestras y aprender muchísimo de ellas

Lucero y su permanente y maravillosa sonrisa, nos introducen en el budismo que da una lección a muchas otras religiones al interesarse en el desarrollo de la mente, en ser conscientes de lo que vivimos y no en adorar a dioses

Arrastrados por la corriente partimos con los Hare Krishna y sus mantras hacia su retiro en la selva, donde somos testigos de rituales ajenos a nosotros, profundamente respetuosos con la naturaleza pero en mi opinión demasiado cargados de simbología y mensajes

Camino a San Agustín, en las montañas, nos encontramos, engañados por el conductor, en una terminal de autobuses sin alma a las 2am, bebiendo café recalentado y cabeceando mientras esperamos la primera furgo a las 5am para llegar a destino

Descubrimos que los lugares turísticos que aparecen en las guías como imprescindibles, dejan de serlo a veces para nosotros. Nuestro hospedaje, Casa el japonés, se convierte en la principal atracción gracias a sus vistas, la tranquilidad, la cocina donde poder preparar nuestras verduras y jugos y especialmente Libardo, lleno de buena energía y con ganas de compartir sus conocimientos. Muchos hostales deberían aprender de él

Seguimos ampliando nuestra familia, que pronto va a ser un zoológico

Sentimos la fuerza de la naturaleza en el estrecho del río Magadalena, de unos 2m de ancho

Aneta envía sus deseos a bordo de un barquito de papel y hacemos autostop de vuelta con un carro tirado a caballo cargado de frutas dirección al mercado

Nos dirigimos con un nudo en el estómago a una experiencia que va a cambiar nuestras vidas. Vamos a tomar ayahuasca, la medicina del alma, con Hedilberto, un chamán de la selva que vive ahora en la montaña, a 1h de San Agustín

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en este punto hago un alto en el camino para que las mentes escépticas o temerosas no sigan leyendo. un viaje de ayahuasca no es fácil de explicar. Se puede pensar que es simplemente una droga alucinógena pero es mucho más que eso. Este ritual durante el cual el Chamán cuida de tu salud física y mental al tiempo que canta y baila se ha transmitido de generación en generación desde tiempos inmemoriales y proporciona a cada persona efectos diferentes

abrió nuevas vías en mi mente para ver claramente cosas que ante veía borrosas

dejó limpio mi cuerpo de un modo que nunca había sentido. LLevo ya varios días sin comer carne y durante la ceremonia vomité de forma violenta todo lo que tenía , al igual que pasé por el baño. La sensación de paz y limpieza con mi cuerpo los siguientes días es indescriptible

el fuego que recorrió mi interior durante largo rato hasta que conseguí sacarlo fue el mensaje que recibí. esa lucha interna es la que tengo que arreglar para eliminar la negatividad inconsciente en muchas de mis acciones

me sentí en contacto con la naturaleza como nunca antes; sentí mis pulmones llenándose de aire; mi estómago subir y bajar y sentí un fuerte deseo de no comer más carne animal y dejar de ser cómplice de tantas muertes (que lo consiga o no es otra cosa)

casi al alba me dormí y el monito de la casa me despertó lamiéndome manos, brazos, los pelos de la barba, la nariz... agradecí al chamán su presencia en esa noche y me quedé con el monito durmiendo en mis brazos viendo como el día despertaba e iluminaba el increíble paisaje que nos rodeaba

Aneta no sintió tantas cosas pero en mi punto de vista sí tuvo pistas para muchos de sus problemas

el día siguiente fue un día muy tranquilo, sin nada de resaca y sintiendo el sabor de la comida de una forma intensa

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el lunes dejamos San Agustín hasta Pasto en otro de esos viajes llenos de curvas y montañas que patean mi cabeza y mi estómago. Recibimos la última lección de hospitalidad colombiana gracias a Alejandro, que viaja en el mismo autobús y nos ofrece un lugar en su casa. Al llegar su familia acepta con naturalidad a estos dos desconocidos y nos hacen querer un poco más si es posible este pais 'lleno de violencia y narcotráfico' (según los medios of course)

la mamá de Alejandro abraza a Aneta que se siente un poco enferma y cansada (nos vamos turnando)